Susana González, Prefecta el Guayas, presidió el programa realizado en Daule. El objetivo: devolver la vida y la vista al río.
Las Balsas del Bicentenario hicieron su tercera parada en homenaje a los 200 años de creación de la Provincia Libre de Guayaquil. Al igual que ocurrió la semana anterior en Palestina y Santa Lucía, la tarde y noche de este sábado ofreció su espectáculo cultural en Daule.
Cientos de dauleños se dieron cita al malecón de la localidad en cuyo río estaban la Balsa Bicentenario y la Balsa Escénica. Ambas navegarán por los ríos Daule y Babahoyo llevando el mensaje de retorno a la cultura del río. El programa es organizado por la Prefectura del Guayas y la Fundación Garza Roja.
“Este trabajo de transformar Guayas no solo es a través de su infraestructura, sus vías, sus canales de riego, sino volver la mirada a este cauce que baña nuestra ribera y que nutre la tierra que guarda una historia qué hay que fortalecerla día a día”, dijo la prefecta Susana González al inaugurar el programa.
Destacó la especial atención que tiene en su gestión el agro e invitó a todos los guayasenses a “guardar el amor a la ruralidad y a apegarnos a nuestras raíces montuvias, al olor a tierra húmeda, a siembra y a cosecha. Por el bien de Daule este renacer de Guayas también se inicia en estas aguas”.
El alcalde de Daule, Wilson Cañizares, agradeció a nombre de su cantón ser parte de las celebraciones por los 200 años e invitó a seguir disfrutando de las balsas y volver la mirada al río.
En tanto Ramón Sonnenholzner, director de la Fundación Garza Roja, dijo que “este es un acto de profunda visión en la búsqueda de una cosmovisión política diferente de nuestro montuvio”.
Luego autoridades y dauleños disfrutaron de un espectáculo musical ancestral desde el río Daule a cargo del artista Schubert Ganchozo.
Sobre la Balsa Escénica Tambores Bicentenario, que lleva consigo el mensaje sonoro del río, ofreció un espectáculo denominado Ritual Sonoro. Se trata de un concierto de percusiones que sintetiza las sonoridades del río, producidas por tambores shamánicos de membrana colgados en una estructura de bambú, así como otros instrumentos hechos a base de caña y troncos.
El público disfrutó de música ancestral, amorfinos e historias así como con la presentación de varios artistas y grupos de danza locales.